En el tejido urbano, donde las luces destellan y las sombras se entremezclan, un oscuro fenómeno ha surgido, llevando consigo riesgos para la salud y la estabilidad de aquellos que caen en su red: el abuso de thinner como droga. Aunque este solvente se ha utilizado durante décadas en la industria para diluir pinturas y lacas, su empleo recreativo ha emergido como una sombra tóxica, dejando una estela de consecuencias perjudiciales.